En Europa occidental la explotación capitalista del cine prohíbe tener en cuenta el derecho legítimo que tiene el hombre de hoy a ser objeto de una reproducción. Por lo demás, también la desocupación lo vuelve prohibitivo puesto que excluye de la producción a grandes masas que tendrían derecho a ser reproducidas ante todo en su proceso de trabajo. En estas condiciones, la industria tiene interés en acicatear la participación de las masas mediante representaciones ilusorias y especulaciones dudosas. Para lograr este efecto ha puesto en movimiento un enorme aparato publicitario: la carrera y la vida amorosa de las estrellas, los concursos de belleza y las consultas populares*. Todo ello para falsificar, por la vía de la corrupción, el interés originario y justificado de las masas en el cine: un interés en el autoconocimiento y así también en el conocimiento de su clase. Lo que rige para el fascismo en general rige también en particular para el capital invertido en el cine; con él, una necesidad indispensable de nuevas estructuras sociales está siendo explotada secretamente para beneficio de una minoría de propietarios.
La expropiación del capital invertido en el cine es por ello una exigencia urgente del proletariado.
Walter Benjamin
*Lo que aglomera a las masas espectadoras en las proyecciones es precisamente la aspiración del individuo aislado a ponerse en lugar de la estrella, es decir, a separarse de la masa.
Walter Benjamin
*Lo que aglomera a las masas espectadoras en las proyecciones es precisamente la aspiración del individuo aislado a ponerse en lugar de la estrella, es decir, a separarse de la masa.
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