31 mai 2010

Aunque ya no queda nadie de quién vengarse...


¿Por qué vericueto, siguiéndome, he acabado por perderme? ¿Qué pantalla me separa de mí mismo con la excusa de protegerme? ¿Cómo encontrarme en este desmembramiento?

Avanzo hacia la certeza de no encontrarme jamás. Todo sucede como si mis pasos me precedieran, como si mis pensamientos y afectos se acoplaran a los contornos de un paisaje mental que imaginan crear, cuando de hecho son creados y modelados por él.

Una fuerza absurda me obliga a luchar para alcanzar aquello que me pertenece, que nunca se ha separado de mi lado. Mediante este inútil viaje hacia mí mismo me roban mi presente; casi siempre vivo desfasado respecto a lo que soy, al ritmo de un tiempo muerto.

Raoul Vaneigem

Aucun commentaire: