26 août 2007

CiberEspaña. El Horror

Entre ellos se leen y se ríen las gracias. Me pregunto quién cojones es esa gentuza, que se pasa la noche maquetando páginas web, rellenando un blog tras otro, haciendo animaciones en flash (pesadilla de banderitas) y presentaciones de powerpoint sobre el atentado terrorista del 11 de Marzo en Madrid. De vez en cuando, siguiendo un link, te topas con el blog de algún subnormal que escribe en prensa y todo. Y en el blog se desmelena, porque la internet te da esa impunidad y ese regustillo a activismo militante, y si nadie lee la prensa imagínate la red, y vomita sapos y culebras contra el gobierno "socialista" español, al que llama "progre". Pobre gente, pobres imbéciles, se les habrá metido el miedo en el cuerpo, creerán que les vamos a sacar a los muertos del armario, que les vamos a dar el paseillo por lo que hicieron antes, durante y después de la guerra civil. Ojalá, me cago en su dios, algo así fuera posible. Ojalá se pudiera expropiar y juzgar a los asesinos, qué país de cobardes. Es probable que la derecha española le deba la buena vida que se sigue pegando a ellos, los pobres progres, que les han permitido participar en una democracia en la que no hay quien crea, precisamente por la presencia de estos energúmenos.
Estos analfabetos que pueblan internet no se ahorran los efectos especiales para darle a la cosa de la infamia un barniz: tratamiento periodístico, abundante documentación, humor gráfico. Utilizan el mismo lenguaje que en los años treinta. Se lo pasan pipa los muy hijos de puta, tratando desesperadamente de escurrir el bulto, de salvar el culo gracias a los inconscientes que les votan, que les leen, que aceptan malvivir en las casas de mierda que ellos construyen con la mierda de sueldo que ellos les pagan.

En una web he encontrado fotografías con muy buena resolución de civiles asesinados durante la resistencia al golpe de estado. Me he cansado de llamarlo guerra civil. La sociedad española fue la única de Europa que se enfrentó al totalitarismo en su tierra, y a los fascistas les costó tres años de ejercicios militares alemanes acabar con la voluntad de los españoles libres. Cuando terminaron aquí ya no quedaba nadie. El poder se dispuso a acuartelar un territorio poblado por fantasmas horrorizados y cincuenta años después todavía nos meábamos en los pantalones al ver a un guardia civil por televisión mandando callar. Parece que nos cansamos de ser héroes, de ver a las familias destrozadas, de las represalias de los militares. Pagamos muy caras las consecuencias de aquél valor. Nos quedó la miseria y la vergüenza de haber sobrevivido.


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