7 avr. 2008

A veces creo que los poemas que escribo son graves, pesados.
Camino cargado de espaldas, por no decir que soy un futuro jorobado.
A veces meto en el equipaje libros que sé que no tendré tiempo ni ganas de leer.
Me gusta que me acompañen.
Ya no leo en los aviones, y cada vez escribo menos.
Con la práctica, he aligerado la maleta. Ahora siempre falta algo.
El cuello lo tengo fatal, de todas maneras.

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